.::No olvidemos. No perdonemos. No nos reconciliemos. Juicio y castigo a los corruptos.::.

La plaga reeleccionista

El motor de muchas reformas constitucionales en República Dominicana y otros países ha sido la reelección.

Tenemos ahora a Álvaro Uribe en Colombia esperando un veredicto que determine si puede proceder con sus planes reeleccionistas. El alcalde Michael Bloomberg promovió un cambio en la legislación de la ciudad de Nueva York para presentarse por tercera vez en 2009, elección que ganó rayando a pesar de la fortuna que invirtió. En Bolivia, Evo Morales cambió la Constitución y acaba de tomar posesión después de una reelección que no estaba contemplada cuando asumió el poder por primera vez.

Actualmente, en América Latina se permite alguna modalidad de reelección en la mayoría de los países. De hecho, en los últimos 20 años se han realizado reformas al sistema de reelección en muchos países, y en la mayoría, la reforma hizo menos restrictiva la reelección. Sólo en Guatemala, Honduras, México y Paraguay se prohíbe la reelección. Pero en Honduras sabemos que Manuel Zelaya intentó cambiar y generó una crisis política que llevó al golpe de estado.

Como ilustran estos ejemplos, a los políticos de muchos países les encanta reelegirse y si hay que cambiar la Constitución para lograrlo, lo hacen.

Independientemente de los méritos de algunos gobernantes para merecer una reelección, o del argumento que la ciudadanía debe tener derecho a reelegir a un presidente o ex presidente si le gusta, la motivación de los políticos para buscar la reelección es el poder. Si se tratara simplemente de hacer bien, hay muchas instituciones donde un ex presidente puede desarrollar sus planes de buena voluntad. Pero como se trata de poder político, la reelección es conflictiva, y el tipo específico de reelección que se escoge puede traer más problemas que soluciones al sistema político de un país.

La reforma constitucional dominicana recién concluida tuvo como motivación principal cambiar el sistema de reelección. La reforma de 2002 estableció la reelección consecutiva por un solo período para beneficiar a Hipólito Mejía, pero impedía que el presidente Leonel Fernández pudiera postularse después de concluir su mandato en 2012. Esta preocupación llevó a Fernández a plantear desde el año 2004 su propósito de impulsar una reforma constitucional. El proceso tomó varios años, y la pieza fue finalmente discutida y aprobada por la Asamblea Revisora en el 2009, y proclamada el 26 de enero de 2010

Ante el tranque que se presentaba en la Asamblea en torno a varios artículos a mediados de 2009, Leonel Fernández encontró en Miguel Vargas la pieza de salvación a su proyecto. Fue un aliado inesperado, porque el PRD se había opuesto desde el principio a la reforma constitucional bajo el argumento de que debía realizarse por Asamblea Constituyente, no Revisora. Pero la debilidad política de Vargas como líder del PRD lo llevó a transar con Fernández para sedimentar poder en su partido.

La formula de reelección que acordaron (indefinida, no consecutiva, con un período de receso) es muy negativa para los partidos políticos y la democracia dominicana, porque tiende a perpetuar los liderazgos personalistas de los presidentes, que gobiernan pensando en volver cuatro años más tarde.

Si la tentación reeleccionista era tan grande, hubiese sido mejor para la democracia establecer la reelección no consecutiva con dos periodos de receso. Así hubiera más posibilidad para el ejercicio de la democracia interna en los partidos.

Quedemos ahora a la espera de nuevos cambios constitucionales cuando el modelo de reelección recién aprobado no convenga a un presidente. CD


0 comentarios:

Publicar un comentario